El 6 de febrero de 2017 me llegó un correo electrónico de parte de Chevening informándome que desafortunadamente no había sido seleccionada en su beca para estudiar maestría. Desde hace años había estado soñando con esa beca, siguiéndola en redes sociales y esperando a cumplir los dos años de experiencia laboral requeridos para poder presentarme, pero a decir verdad reconozco (y en ese momento lo sabía) que mi postulación no era la más fuerte. Por ejemplo, aunque me esforcé escribiendo los ensayos, les dediqué menos de un mes y nunca se los envié a nadie para que los revisara. Esto es algo que ya me había pasado el año anterior, cuando viví la desilusión similar de no ser seleccionada al programa crédito-beca de Colfuturo.

Como estudiar una maestría estaba en mis planes, sentía que estaba en el momento perfecto de mi trayectoria profesional, y de hecho ya tenía asegurado el cupo en mi programa deseado, entonces me dediqué ese año a aprender de mis errores y fortalecer mi postulación. Escribí los ensayos y cartas de motivación con meses de anticipación, busqué el apoyo de personas cuyo primer idioma fuera inglés o que hubieran ganado becas anteriormente para leer y revisar mis textos, practiqué para realizar mis entrevistas, contacté a profesores y exjefes que me pudieran dar referencias adecuadas, y lo más importante: hice un proceso de reflexión e introsprección que resultó en identificar y tener absolutamente claras mis razones para hacer una maestría y por qué estudiar ese programa en ese país hacía parte de mi plan de vida, de mis aspiraciones y de mis expectativas de futuro.
Entre mayo y junio de 2018 me informaron que me habían seleccionado en la beca de Chevening, en la beca de la Fundación Carolina, en Colfuturo e incluso que quedé en reserva (es decir, no alcancé a ser seleccionada pero la postulación fue tan buena para no rechazarme sino dejarme en lista de espera en caso de que alguno de los seleccionados declinara) en la beca de Erasmus Mundus y en una beca parcial de Goldsmiths.




Con esta experiencia considero que aprendí mucho de cómo funciona el tema de las postulaciones académicas, y ahora voy a poner a prueba ese conocimiento intentando conseguir un cupo en un programa de doctorado que me guste y que me pague, en una universidad de alto nivel y en un país en el que mi esposa y yo podamos tener proyección personal y laboral.
A lo largo de mi camino de vida, laboral y de activismo he contemplado la idea de hacer un doctorado. Llevo años viendo las páginas web de los programas que me llaman la atención y tengo una curiosidad y un tema de investigación que es el que quiero desarrollar en esos años de estudio doctoral. Siento que llegué al punto en el que estoy preparada física, mental, económica, familiar y emocionalmente para dar ese paso de estudiar un doctorado, y hacerlo no simplemente por hacerlo o porque es el «siguiente paso lógico» sino porque realmente me siento convencida y segura de que es lo que quiero (aunque mis razones para hacerlo ameritan una entrada completa del blog).
Pero esta vez, a diferencia de antes, no quiero recorrer este largo y dispendioso camino sola. Inspirada por Ali Abdaal, uno de los YouTubers que más frecuentemente veo, y por el libro Show Your Work! de Austin Kleon, decidí compartir mi recorrido a modo de blogs en mi página web personal (y quién sabe, de pronto en el futuro apoyándolo con otros tipos de contenido multimedia). Lo he denominado «roadtrip» porque considero que se asimila a un viaje en carretera que, a diferencia de un viaje en avión, es largo, requiere paradas a descansar y a comer, cambiar de piloto, y paciencia; pero también tiene sus cosas positivas como dar el tiempo de disfrutar el paisaje.
Claro que antes de comenzar quiero dejar explícito que mi lugar de enunciación y el lugar desde el que habito el mundo hacen que para mi sea más fácil poder acceder a este tipo de educación superior respecto a otras personas de mi país o de mi ciudad. Saber inglés desde pequeña, haber hecho un pregrado en una universidad de alta calidad en Colombia, no contar con ningún tipo de crédito educativo y tener la capacidad de hacer voluntariados no remunerados son solo algunos de los ejemplos de las ventajas y privilegios con las que cuento. No se me escapa tampoco la ironía, o de pronto incoherencia, que representa querer estudiar en la academia del «norte global» algo que tenga que ver con decolonialidad. Estas son inquietudes que también pretendo abordar en este espacio.
Parto con tres motivaciones: 1. Compartir mi camino le puede servir a personas que estén postulando a doctorados o tengan el plan de hacerlo; 2. Puede que el resultado no sea exitoso, pero quiero enfocarme en el proceso más que en el resultado o producto final; y 3. Hacer esto tan públicamente me impulsa a llevar a cabo las tareas que me propongo, me ayuda a escribir cada vez mejor y me enfrenta a ser abierta y vulnerable ante los demás.
Comenzaré la próxima semana compartiéndoles el sistema que he usado para elegir los programas a los que me voy a presentar, todo el trabajo previo que me condujo a esta seguridad que tengo ahora. Y así no tenga muchos lectores, o solo me lean mi familia y amigos, haré el esfuerzo de publicar al menos quincenalmente. Espero que lo disfruten y si tienen alguna sugerencia de tema o alguna inquietud me pueden decir acá en los comentarios o en mi Twitter.
¡Hasta la próxima!
Lu
Luci, me encanta este proyecto. Acá estaré, acompañándote en este viaje.
Me gustaMe gusta
Me encanta nanaaa ! muy pendientes de ti y orgullosos de todos tus logrooos
Me gustaMe gusta